miércoles, 24 de diciembre de 2008

Otro Cuento de Navidad...

Iba a acercarme a comprar unas cosillas de última hora, cuando me encuentro al buen compañero y mejor profesional de la fotografía Paco Cazalla, iliturgitano de nacimiento y orgulloso de su tierra, como no puede ser de otra forma.
Me comenta que aunque hoy no se hace periódico (el 24 es uno de los tres días del año en los que eso ocurre), él está de guardia, y que el Redactor Jefe de Local le ha llamado para decirle que un indigente ha muerto en las cercanías del Puente de San Bernardo. Me cuenta cómo le ha marcado el ver el colchón del fallecido en la calle, con los guantes del forense aún allí, y junto a él, el de su compañero, un hombre afeitado, aparente, cordial y destrozado por la muerte de su amigo. Francisco, que así se llamaba el desaparecido, le había enseñado a vivir "en esta vida". Francisco, divorciado y no muy mayor, habló anoche por teléfono con su hija para felicitarle las fiestas. Él ha muerto como nació Jesús, en una noche fría de finales del mes de diciembre y resguardado entre cartones en vez de en paja y en los soportales de un antiguo mercado de abastos en vez de en un pesebre.

A Cazalla se le entrecorta la voz cuando me cuenta cómo las lágrimas del compañero resbalaban por su mejilla fría y cortada por las durezas del invierno y al decirme "¿Sabes? Otros indigentes se acercaron a darle el pésame, tengo fotos en las que uno de ellos le secaba las lágrimas... Eso es un verdadero Cuento de Navidad, no el del pavo y el cordero de esta noche..." Ahí queda eso.

Os deseo una Feliz Nochebuena, nosotros que podremos disfrutarla bien. Pero no olvidéis a esa otra gente que no tendrá una noche tan buena ni vivirá un bello Cuento de Navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La Navidad son fechas siempre importantes, pero no lo debemos olvidar, en el mundo no sólo existimos nosotros y nuestras familias y amigos...También son fechas de solidaridad. Trabajemos por eso. Porque en estas fechas el que está sólo tenga a alguien; el triste, si no alegría, por lo menos algo de consuelo...eso sería la Navidad perfecta, la unión de los cristianos, que como hermanos celebran el nacimiento de Cristo como una fiesta solidaria.
Gracias por recordármelo, amiga.