Una vez más, un pellizco me cierra el estómago, me acelera el pulso y me provoca un vértigo indescriptible.
Dentro de tres días tendrá lugar en la coqueta placita que lleva tu nombre, Virgen de la Cabeza, uno de los actos más importantes que se van a llevar a cabo para celebrar estas hermosas Bodas de Plata de aquel 9 de Mayo de 1986, cuando un pueblo entero hizo su sueño realidad: verte coronada canónicamente.
Una vez más, subiré a ese "Bendito Atril" (gracias, Andrés, por hacerlo tan tuyo). Y van tres. Y estarás más cerca de mí que nunca. Y esta vez sí... Me siento más débil que jamás antes. No creo merecer este honor (ni ninguno de los anteriores) que me has concedido.
Gracias, Madre Mía. Postro mi voz y mi alma ante Vos una vez más, encomendándome a tu Divina Guía y Protección. Haz que de mi garganta salgan palabras que sean meritorias de una Homenajeada que es tan Grande y tan Humilde al mismo tiempo, que cederá el protagonismo a Su Amado pueblo de Rute para que todos sus hijos nos congrutalemos en su Gracia y Coronación.
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