sábado, 14 de febrero de 2009

AMOR (con mayúsculas)

San Valentín es el patrón de lo más bello de la creación: el amor humano.
Allá por el año 270, el emperador Claudio II el Gótico y su policía vigilaban las andanzas de Valentín.
Tan bruto era este mal emperador que llegó hasta prohibir lo más natural que existe en el mundo: el amor entre los humanos. No quería bodas sino soldados para defender los espacios amplios de su imperio. Nada de casados. Quería solteros y sólo solteros.
Ante estas circunstancias inhumanas, Valentín, obispo de Interamna Nahartium (hoy Terni en Umbria el estado en donde está la ciudad de Asìs - Italia), no tuvo miedo en confesarse creyente, y es más, se entregó por entero a las parejas. Las visitaba en secreto para casarlos lejos de la mirada de los crueles súbditos del emperador.
La voz de Valentín corría como el viento por las orillas del Tiber y de las colinas romanas. Los jóvenes, valientes y decididos a formar una familia, acudían a él para recibir el sacramento. Les hablaba, les escribía cartas de amor y con su simpatía y su bella juventud, caía en gracia a todos los enamorados.
Valentìn fue encarcelado por segunda vez bajo Aureliano, que sucedió a Claudio II el Gótico. Mientras estuvo en la cárcel esperando su muerte, el carcelero se dio cuenta de sus buenas cualidades. Le presentó a su hija Julia, ciega de nacimiento. Valentín le enseñó las primeras letras, los rudimentos del saber y, por supuesto, le habló de Dios. Veía el mundo bello que le presenta el apuesto joven. Le dijo a la niña que orase a Dios para que le diese la vista. En un momento determinado, le cogió la mano a Valentín y le dijo: ¡”Yo creo, yo creo!”. La luz de la prisión le entró por sus inocentes y maravillosos ojos. Él, viéndola feliz, le dijo que mantuviera su fe por encima de todo. A continuación, tal día como hoy, murió degollado por mano del soldado romano Furius Placidus, a los órdenes del emperador Aureliano.
Hoy es un día en el que algunos celebrarán muchas cosas y todos deberíamos de pensar en otras muchas. O tal vez en sólo una: el AMOR, amor con mayúsculas. Ese amor sincero, entregado, único, maravilloso, duro, que te hace reir y llorar, que aunque te haga sufrir, siempre te sabe recompensar... No quiero divagar mucho en la descripción del amor, pero me gustaría dedicar esta entrada, la de un día tan especial como hoy, a ellos, a los que, sin ningún tipo de duda, para mí son el ejemplo máximo de AMOR (con mayúsculas): MIS PADRES.
Para mí, como hija suya, como fruto de su AMOR, han sido, son y serán siempre claros ejemplos a seguir (con sus defectos y virtudes, claró está, pero ahí reside el secreto y la magia del Amor). Nos enorgullece tanto (y digo "nos" porque también hablo por mi hermano)haberles sido otorgados a ellos, que Dios nos hiciera tan privilegiados por poder llegar a sus vidas y formar, así, indisolublemente y para siempre, una familia...
Ellos, ante ti, Madre mía de la Cabeza, fueron bautizados, tomaron la Primera Comunión, te cantaron, te rezaron una y mil veces, se casaron, te lloraron, te suplicaron, nos bautizaron a mi hermano y a mí, te visitaron agradecidos y esperanzados tantas veces, se postraron ante Ti ofreciéndote las mejores de sus plegarias, al llegar sus Bodas de Plata, renovaron los votos del Matrimonio y, aún hoy, cada día, sé que se acuerdan un ratito de tu Mirada celestial, y cuando tu Sonrisa analgésica pasa con la velocidad del rayo por sus mentes y sus corazones, un instante se quedan parados, centrados sólo en Ti.
De ellos, ya hemos recibido la mejor de las herencias, la de su propio AMOR de padres, y la de habernos enseñado a quererte a ti, Morenita Divina, de esa forma única y primorosa en la que los padres enseñan a sus hijos las cosas que no vienen en los libros de texto.
Gracias de nuevo, Madre mía. Ahora que mi hermano y yo, siempre de la mano, comenzamos a recorrer el camino de la edad adulta, creo que ha llegado el momento de que las tornas cambien. Es por eso, Virgen Morenita, que comenzaremos a ser nosotros los que te pidamos por ellos, los que te lloremos, te visitemos agradecidos y te recemos esperanzados... para que sigas dándole por siempre el privilegio de tu AMOR.

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