jueves, 18 de diciembre de 2008

Esperanza Nuestra

18 de Diciembre. Día de Nuestra Señora de la Esperanza.

Perdonen los más ortodoxos, pero tengo que dedicar esta entrada a la Esperanza.

Despunta ya el día 19 cuando me encuentro ante el ordenador con los dedos y el alma llenos de sentimientos y palabras que me gustaría reflejar. Hoy, seré un poquito más sevillana que ruteña, en este corazón "partío" que no puedo evitar tener.

Decir ESPERANZA en Sevilla es pasar por el Arco de la Macarena, cruzar el Puente de Triana, andurrear por el centro buscando la sanación por la mediación santa de la Divina Enfermera, ir a la Ronda de Capuchinos a ver a la Trinidad, llegar a San Roque para llenarte de Gracia y Esperanza, pasear por la calle Castilla en busca de una O más llena de laudes que nunca...
Pero, lo siento. Hoy me quedo con Ella. Una vez más, y tal como viene ocurriendo de forma impertérrita desde que me tuve que "exiliar" a Sevilla, mi Esperanza se llama MACARENA. Por casualidad, me llevaste hasta tu Arco un mes después de pisar tierras hispalenses, y desde entonces, nunca he vivido lo suficientemente lejos como para no poder ir andando a verte.

Tras haber cumplido ya ocho años de destierro en este lugar que amablemente me acoge, hoy he sido, por vez primera, y a todos los efectos, un "Centinela macareno".

Yo no aspiro a mejor cosa
tras esta noche junto a Ti
que veles siempre por mí
como una Madre amorosa.
Qué hora más maravillosa
la del turno de esta vela,
puente, antesala y escuela
de tu reino de Esperanza
donde la gloria se alcanza
con mi fe de centinela.

Joaquín Caro Romero

Durante tres días, la Esperanza Macarena está en besamanos con motivo de su onomástica. Sí, tres días. Para no dejar sola a la Esperanza, se organizan vigilias, "Turnos de vela" cada una de las madrugadas que transcurren entre las tres jornadas de acercamiento infinito a su pueblo. Para ser centinela macareno, tal y como describe en su poema Joaquín Caro Romero, has de ser presentado por un hermano y ser aceptado para poder compartir alrededor de unas cinco horas junto a la Señora de Sevilla. Por casualidades de la vida, has querido que en este extraño año de 2008, haya podido estar contigo en una madrugada mágica.
Tal y como si de la auténtica Madrugá se tratara, esa que transcurre entre el Jueves y el Viernes Santo, unos minutitos antes de las 12 de la noche estaba en la puerta de tu Basílica. Mucha gente de diversas edades aguardaba la apertura de la Casa de Hermandad para cumplir rigurosamente con su Turno de Vela.
Tuve la suerte de ser de las primeras en entrar y poder verte. El inmenso recinto de techos casi inacabables, totalmente a oscuras, con un potente foco que iluminaba tu silueta divina y un órgano tocado magistralmente me recibían antes de que mis ojos se paralizaran ante tanta belleza, magia y misterio.
Rezo del rosario, meditaciones, charlas, aperturas de corazones, sonrisas, ojos embelasados, lágrimas, abrazos, soledad y un café bien cargado a las 3 de la madrugada para sobrellevar un poco mejor esta mágica noche.

Ha sido una experiencia maravillosa, indescriptible si no se ha vivido, y por supuesto, realmente inexplicable. Ante tus plantas, hemos dejado algunos claveles siempre blancos y miles, o quizás millones, de deseos de Esperanza, de gritos siempre callados y agradecidos, de peticiones para que las traslades a tu Hijo Redentor.

Eso sí, Esperanza Mía, Esperanza Nuestra. Gracias por ese guiño que me hiciste, esa pequeña luz que por un momento brilló dentro de tu camarín vacío. En el arco que a diario te flanquea y desde el que habitualmente nos recibes, allí está Ella también, mi Virgen de la Cabeza, junto al resto de advocaciones más devocionales de España y Sudamérica.
Puede que poco a poco, con el paso del tiempo y el transcurrir de mi vida, vaya comprendiendo por qué Tú también te abriste un hueco en mi corazón, Esperanza Macarena. Y es que, desde tu cámara divina, mi Aceituna Bendita te mira cada día a los ojos y te pide que, también a nosotros, a los que no nacimos en la Ciudad del Azahar, nos cuides, nos mimes y nos bendigas, ayudándonos así a sobrellevar mejor el hecho de no poder reflejarnos cada día en los ojos de la que para nosotros es nuestra Reina.

DIOS TE SALVE, REINA Y MADRE DE MISERICORIA.

VIDA, DULZURA Y...

ESPERANZA NUESTRA

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran privilegio sin duda, algo ansiado por muchos sevillanos y que como no, si no lo conseguías tú, no serías Inma.

De veras, hoy te miro con ojos llenos de la más sana envidia...
felicidades.

Anónimo dijo...

qué gran suerte poder estar allí, eres hermana?

Anónimo dijo...

Hola Inma. Aquí tienes mi comentario. Sabes... me gustas cuando hablas de mi ciudad y la haces tuya. Cuando comentas una historia, una anécdota de aquí o de allí, pero tan tuya, y la haces desde el corazón, exprimiéndote el alma para sacar todo su jugo y después eres capaz de buscar la magia de las palabras para encontrar las palabras exactas para describir ese mágico momento. Me gusta la Inma que describe el colegio de su infancia como si lo estuviera viendo, la que me lo cuenta de tal manera como si yo estuviera allí. O esa Inma crucera contándome que pudo por fin ayudar a vestir a su Virgen de la Sangre. La que en una esquinita de su costal llevaba medio Rute con ella. Me gusta la Inma que te hace llorar delante del ordenador cuando cuenta que miró a la Esperanza a la cara. Me gusta esa Inma que siempre tiene a Rute en sus labios igual que en su corazón. Me gusta esa Inma pregonera que desde Sevilla se asoma a su Rute, porque si algo eres, Inma, es de Rute. Pues eso, aquí acaba mi comentario en tu entrada del blog. Me gusta cuando escribes así porque sé que lo haces con el corazón. Un día, medio en serio medio en broma, te dije: "Cuando seas una gran periodista espero que no te olvides de mi………". Sigue así, que lo conseguirás. Un abrazo, Inma. Que la Virgen de la Cabeza esté siempre contigo.

Anónimo dijo...

Inma, si Dios quiere el año que viene te acompañaré que este año me quedé con las ganas de ver a la Macarena. Aunque pude apreciar decerca a nuestra otra Esperanza, la Trianera. Muchos Besos!
Miguel Ángel

Anónimo dijo...

Sin duda alguna, un gran privilegio. Algo inovidable y uqe intentaré que no sea irrepetible.

Respecto a ese anonimo uqe me preguntaba si era hermana de la Macarena, te diré queno. Y a ti, Miguel, ¡¡te toma la palabra!!. Espero que algún año podamos compartir experiencias de este tipo.