Banderas y estandartes habituados a revolotear en el aire, inclinaban su erguida fisonomía para postrarse ante Ella, la Reina del Cabezo, mientras que bebés, algunos de tan sólo unas semanas de vida, era levantados y ofrecidos, entre las manos de sus progenitores, por completo a La Madre.
Ni el frío ni el desagradable viento hicieron que los romeros cejáramos en nuestro empeño de vivir una romería más, un año más, de un siglo más... Nuevas casas de cofradías filiales se estrenaron aquella mañana del último domingo de abril, mientras que los ruteños no pudimos evitar tener un pequeño traguito amargo cuando La Morenita pasó por el dintel de nuestra puerta sin pararse un ratito a que la contempláramos, tal y como ocurrió el año pasado.
Y todo ocurrió como está establecido, y todas y cada una de las casas se congratularon del paso de la Madre por su puerta, y los anderos diftutaron un año más y, tambíén un año más, todas las filiales se despidiron, una por una, en el final de la calzada que lleva hasta la puerta de su Santuario...
Tras hacer esta foto, comencé a vivir mi particular sueño, una experiencia personal que no hubiera sido posible sin la ayuda de los compañeros de Radio Andújar y de Andújar Televisión. Estuve entre su presbiterio, en esa reja cerrada a cal y canto para todos los romeros que la Reina debe de atravesar sostenida en los brazos de dos privilegiadas personas en ese trayecto que van desde sus andas hasta el camarín... La experiencia fue realmente inexplicable, por mucho que quisiera, no sería capaz de describirlo, así es que esa historia... la dejamos para otro día.
Por último, tuvo lugar la Llegada de los Hermanos de Andújar, ya el lunes por la tarde. Personalmente, me parece un acto emotivo, sobre todo teniendo en cuenta su razón de ser en los comienzos... He de reconocer que este año me ha gustado especialmente la crónica realizada por los compañeros de Radio Rute, así es que, con su permiso, os la pongo para que la podáis disfrutar.
De Jaén a Rute, la llegada de los Hermanos de Andújar revivió una tradición ancestral.
En Rute mayo comienza en abril. No es que tengamos más prisa que nadie. Ni que nos saltemos las reglas del calendario o el movimiento de traslación de la Tierra. Las fiestas de mayo marcan todo el mes, especialmente en el Barrio Alto. Se desafía el tiempo y el espacio, porque, a decir verdad, empiezan mucho más al norte, en un pueblecito de Jaén llamado Andújar. La romería de la Virgen de la Cabeza, el último domingo de abril, marca el devenir festivo primaveral de nuestro pueblo. La hermandad matriz se ve arropada por las filiales venidas de todos los puntos. Y la de Rute, la tercera en antigüedad, se vuelca como la que más. Poco importaba que éste fuese un año jubilar, con varias efemérides, y que por ello hubiera que adelantar la misa de romeros al jueves 23 y la salida al viernes 24. Al contrario, más gente se animó.
En 2009 no se rompió, pues, una tradición inyectada en los genes de muchos ruteños. Se lo deben a sus antepasados, de quienes lo mamaron. El mérito no está en hacer en coche, o en autobús, los más de 150 kilómetros que separan ambas localidades. Las bases las sentaron las generaciones pioneras. Aquellas que recorrían esa distancia a pie o, los más afortunados, a lomos de un burro. Necesitaban casi un día y medio para ir y otro tanto para volver.
Los Hermanos de Andújar podrían estar en Rute el domingo por la noche. Muchos que han ido en sus coches llegan a esa hora. Pero los autobuses y los miembros de la cofradía esperan a la tarde del lunes. Rinden homenaje a quienes desgastaron el calzado en el camino. Y así lo entiende el pueblo, que sale a recibirlos a la altura de La Montañesa. Y entonces empieza la segunda parte del ritual, la que funde la energía renovada de los que vienen de Jaén y las ganas contenidas de los que se han quedado.
Como decía la vieja copla, “ya se escuchan los cohetes allá por la lejanía”. También se ven las banderas de la cofradía y los trajes de romeros. Dan más colorido si cabe a una Molina más floreada que nunca tras las lluvias del pasado invierno. La música la pone la Banda Municipal. Van creando ambiente entre el estruendo de los pitos. Hay quien inició su devoción viendo a su padre tocar en la banda los himnos a la Morenita, cuando regresaba después de tres días lejos de casa. Los intercalan con cuentagotas, porque se guardan lo mejor para el final.
Conforme llegan al pueblo, la riada humana crece y confluye en San Francisco. Conviven los últimos descendientes de aquellos viajes en burro y los jóvenes de la generación multimedia. Les une la misma energía. La que les pone la piel de gallina cuando miran al altar y ven a su Virgen de la Cabeza, la de aquí; cuando la banda, ya en el coro, interpreta los primeros compases del llamado “Himno grande”. Ha sonado antes por el camino. Pero cuando el gentío empieza a cantar “Hosanna” parece novedoso en esa fusión de tiempo, memoria y escuela.
Diego Molina no escribió en sus estrofas un simple rimado: “Contempla a tus pies, Virgen de la Cabeza, tus hijos que fieles por siempre serán”, es una declaración de principios. Los de fidelidad a lo que fue inculcado desde la niñez. Para algunos puede que este tipo de religiosidad no sea auténtica religión. Más trabajo les costará cuestionar la humanidad de esas personas en ese momento. Si existe un lugar donde se junten lo divino y lo humano, debe de ser muy parecido al Barrio Alto de Rute en mayo, aunque la chispa prenda en abril y en Andújar.
http://www.radiorute.com/noticias/2009/04abril/articulo_28042009_rute_hermanosdeandujar.html
¡¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!! ¡¡VIVA LA REINA DE SIERRA MORENA!! ¡¡VIVA LA MORENITA!! ¡¡VIVA LA REINA DE RUTE!!