martes, 4 de noviembre de 2008

A mis musas

En este triste mes que comenzó hace unos días, quiero tener un recuerdo especial para las que, sin duda alguna, serán dos de las musas más importantes que me ayudarán a escribir lo mejor posible este Pregón que me llena de alegría y me colma de felicidad.

Ellas son mis abuelas, Pepita y María. Las dos se han ido de este mundo en un corto y a la vez largo intervalo de tiempo: tres meses y medio.

Dos mujeres de bandera, que han vivido tiempos y circunstancias difíciles pero que han sabido ser felices a su manera. Han querido con locura a todos los que, sin remedio alguno, también las hemos querido de igual forma. Madres comprometidas, esposas entregadas, hermanas casi amigas y amigas casi hermanas, alegría de la vecindad, sacrificio, esfuerzo, suplicio, entrega y amor, AMOR con mayúsculas, siempre aferradas fuertemente a la Cruz y rogando para que María Santísima no les dejara, ni a ellas ni a nosotros, nunca fuera de la protección de su manto. Y yo tengo la inmensa suerte de ser sangre de sus sangres... ¡¡Qué cosa tan grande!!

Sé que habrían disfrutado muchísimo pudiendo presenciar y vivir junto a mí y el resto de mis familias este hecho que marcará un hito en mi vida, pero Dios no lo quiso así, y seguro que sus motivos tendrá. Las recuerdo cada día y las imagino hablando de mí, mostrándose orgullosas de todos sus nietos, por igual. Porque para ellas, como es lógico, éramos (somos) los mejores.

No quiero hacer del Pregón un texto lacrimógeno, y mucho menos personalizado infinitamente, es por eso por lo que a ellas dedico esta entrada. Porque aunque impregnarán todas y cada una de mis palabras, posiblemente, ninguna de las letras que utilice se unirán para formar sus nombres de forma directa en ese bendito atril al que subiré, Dios mediante, el próximo 3 de mayo.

Abuelas, gracias por haberme dejado ese legado tan importante del que ahora trato de recoger el testigo y del que intentaré dejar una muestra fidedigna, tal y como vosotros hicisteis con aquellas otras mujeres de bandera que os precedieron.

Un ramo de besos para cada una.

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